Educación virtual: retos y dificultades en tiempos de pandemia
Una mirada desde el territorio de Los Laches
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Datos y realidades
Como podemos notar uno de los sectores que ha sido impactado seriamente con todas estas circunstancias es el de la Educación, que ya antes de la llegada de la pandemia contaba con enormes retos y dificultades en materia de cobertura y calidad en la presencialidad pese a avances importantes como el aumento en la cobertura entre 2005- 2018 que pasó del 62% al 72% en la educación media y en el caso de la superior, durante el mismo periodo, del 34% al 52%, Colombia aún no cuenta con cobertura universal en el territorio nacional, sumado a esto la tasa de deserción escolar es importante, vinculada a la profundización de las brechas de inequidad social, y podemos verla reflejada en estos datos: del 100% de estudiantes del campo que ingresan a la educación básica solo el 48% terminan la media, a diferencia de la ciudad donde se cuenta con un 82%.
Por otro lado en términos de calidad hay un indicador mundial pertinente para revisar, son las pruebas PISA, que evalúan el desarrollo de competencias transversales en el desarrollo humano como: Lectura, Matemáticas y Ciencias; en los países adjuntos a la OCDE, Colombia en 2018, que fue el último año de aplicación reciente, ocupó el puesto 60 en Lectura, 70 en Matemáticas y 63 en Ciencias, solo superamos en América Latina a Perú. En estas mismas pruebas otro indicador importante, son los denominados estudiantes de bajo desempeño donde los 3 porcentajes se ubicaron por encima del 50%, esto quiere decir que en estas tres áreas del conocimiento, más de la mitad del estudiantado colombiano, tiene un promedio deficiente en la calidad de su educación.
Entonces, teniendo en cuenta las deficiencias ya existentes y mencionadas del sector de la Educación, y sumando aún múltiples factores más que aquejan a todo el país como la corrupción; los retos y dificultades al hacer el tránsito obligatorio de la presencialidad a la virtualidad, representaron un esfuerzo titánico para cada una de las personas que hacen parte de la comunidad educativa: estudiantes, docentes, cuerpos administrativos, madres, padres, familias que han tenido que intervenir, construir, vivir e incluso sufrir lo que ha sido la forzada transformación y reinvención de un sector que se ha sostenido históricamente más de pasión y resistencia que de voluntad política, por ello decidimos para este artículo recoger las voces de varios actores y actrices partícipes de esta brutal labor: docentes, estudiantes y un líder comunitario de la ciudad de Bogotá, que más específicamente hacen parte, directa o indirectamente, de la comunidad del barrio Los Laches, ubicado en los cerros orientales. A ustedes dedicamos este texto con amor, esperando amplificar sus experiencias y sentires, con el fin de sensibilizar a cada persona a quien le lleguen sus relatos.[/norebro_text]
Voces docentes
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“… este año fue un año bastante crítico con el tema de la cuarentena porque nos cogió a todos por sorpresa, tanto a los estudiantes, como a nosotros los docentes, y muchos no teníamos, la mayoría de nosotros no teníamos la experticia del uso de las tic, del uso de las plataformas, en un programa como el de nosotros que es la educación comunitaria, donde es muy importante la relación cara a cara, al abrazo, la construcción colectiva y donde el centro de nuestra reflexión y nuestra praxis son los sujetos… eh! Fue bastante difícil para nosotros”
Patricia Brion Cruz, docente de la Universidad Pedagógica Nacional
Conseguimos los relatos de dos mujeres docentes de la ciudad de Bogotá, que cuentan con una amplia experiencia como licenciadas: Patricia Brion Cruz, docente de la Universidad Pedagógica Nacional en el programa de Educación comunitaria con énfasis en derechos humanos, tiene más de 36 años ejerciendo; Luz del Mar González, quien es docente de primaria en la Institución Educativa Los Pinos, Sede C, tiene a cargo el grado primero y lleva laborando en este colegio durante 23 años. A ellas les preguntamos por las diferentes facetas de su experiencia en esta transición tan severa sufrida con la llegada de la Covid- 19.
Empezamos preguntándoles por las primeras medidas tomadas ante la declaración en marzo del inicio del aislamiento preventivo obligatorio para todo el estudiantado del país, sus relatos se unen en la perspectiva de contingencia con la que se vivió esta fase, las primeras dos semanas se asignaron trabajos para resolver y enviar desde casa, mientras, al mismo tiempo, los equipos docentes de cada centro educativo estaban en búsqueda de la creación y planificación de los contenidos y metodologías que serían usadas en clase después del regreso de las vacaciones adelantadas, modificación del gobierno al calendario escolar con el fin de mitigar el impacto que recibiría este sector al verse completamente volcado a la virtualidad de un día para otro, contaban para entonces con la certeza de estar dejando las sesiones planeadas hasta el mes de mayo, pues a partir de allí se regresaría a la presencialidad.
Desde el primer momento empiezan a aparecer enormes dificultades que involucran tanto a maestras y maestros como a los y las educandos y sus familias; salen a flote obstáculos que han sido alimentados por la enorme brecha de inequidad en la que vive inmersa nuestra sociedad y estallaron a plena vista, estudiantes de todo el país en condición de vulnerabilidad no cuentan, en algunos casos, incluso con los servicios básicos entre ellos la electricidad, otros no poseen equipos: tablets, celulares o computadores y muchos debían compartirlo con un núcleo familiar grande, la gran mayoría no tiene acceso al servicio de internet en casa.
Nos cuenta la pedagoga Patricia que para ella y sus estudiantes con condiciones para recibir clases virtuales, debieron empezar a establecer una fuerte interacción con las tic por medio de plataformas y aplicaciones, este escenario entonces, además les llevó a tener que formarse desde el hacer cotidiano, fuera del proceso educativo, en herramientas virtuales desconocidas. En el caso de la docente Luz ninguno de sus estudiantes tenía la posibilidad de formarse de manera virtual o en línea; reflejo claro de lo flexible y multidimensional de las dinámicas de empobrecimiento, vulnerabilidad, abandono y atraso en el que se encuentran las comunidades que viven en las entrañas de los cerros capitalinos, con enorme humildad nos cuenta que para poder llegar a su grupo debió asumir los costos de impresión, copia y transporte del material hasta el barrio Los Laches, con el fin que madres y padres se acercaran a recogerlo, resolverlo y reenviarlo por la aplicación Whatsapp para ser corregido.
Estas dos extraordinarias mujeres entregaron de sí mismas todos los recursos, desde el conocimiento hasta sus finanzas, para extender la mano a sus estudiantes, acciones para evitar que renunciaran al sueño de la educación.
Otra dificultad que enuncian, es la construcción de vínculos con los estudiantes, pues al estar mediados por una pantalla, la carencia de contacto humano, la convierte, en palabras de Patricia: “en una educación sin rostro” y aunque se han creado formas de trabajo más creativas, grupales e interactivas no se logra el mismo efecto que con la presencialidad; la no credibilidad en la calidad de la formación por medio de las tic; y por último, la falta de responsabilidad y compromiso por parte de algunas familias con el proceso educativo de sus hijas e hijos.
Cuando preguntamos por los retos que estuvieron presentes durante el año, estos fueron los que mencionaron las docentes:
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Que hablen las y los estudiantes
En el equipo de La Vox Populi, contamos en el voluntariado de esta alianza de medios nacional Somos Enlace, con dos jóvenes estudiantes quienes sembraron la semilla que hoy germina con esta publicación acerca de la educación y su inevitable transformación ante el fenómeno mundial de la pandemia; Nicol Peña Ruíz, estudiante de bachillerato promovida a octavo grado, integrante de la colectividad Tribu Laches, viajera radiofónica e intérprete de viola; y Diego Saavedra Díaz, estudiante de la Universidad Pedagógica Nacional en el programa de Educación comunitaria con énfasis en derechos humanos, artista y gestor cultural, líder comunitario, cofundador e integrante de la Tribu Laches, nos comparten sus historias.
Las temáticas abordadas en las entrevistas aplicadas a Nicol y Diego, fueron las mismas que tratamos con las pedagogas, gracias a esto hallamos puntos en común entre las percepciones, sentires y vivencias expresadas por todas y todos, es por esto que ahondaremos en los retos y dificultades no enunciados con antelación.
La conversación comenzó preguntando acerca de su visión respecto al inicio del aislamiento en casa, que según comenta Nicol y redacta en su diario, cuando se da el anuncio por parte del gobierno nacional ella se sintió muy feliz, tomó la situación con ligereza, nadie le daba mucha importancia y fue asumida esta circunstancia como unas vacaciones en casa, le hacen entrega de los trabajos para las siguientes semanas y el viernes al salir del colegio se despide de su círculo de amistades, ignorando que nueve meses después, aún no les vería. Con el paso del tiempo empezó a experimentar problemas en su aprendizaje, y sin contar con la posibilidad que brinda la presencialidad de tener comunicación inmediata con su docente, ante la aparición de las dudas, debía esperar varios días por una respuesta, los trabajos empezaron a acumularse, notó que al igual que ella sus compañeras y compañeros estaban viviendo la misma situación, tenía la constante sensación de estar confundida, le tomó menos de un mes retractarse de la falsa idea vacacional.
Por su parte Diego, ingresaba al primer semestre del pregrado, llevaba algún tiempo sin formarse o compartir en un aula, y la academia lo recibe con la transición de la presencialidad a la virtualidad. Notó de inmediato la excesiva carga académica puesta al estudiantado, de hecho esto hace parte, junto con la situación económica de su familia, de los motivos por los cuales debe abandonar los estudios, según narra él era imposible poder contribuir financieramente a su casa y estudiar al mismo tiempo.
En primera persona vivieron las inclementes dificultades impuestas por las barreras de acceso erguidas sobre los pilares de la injusticia social, inequidad y empobrecimiento. Nicol y Diego nos comentan que los recursos tecnológicos en sus casas eran pocos; que debido a la cantidad de personas haciendo uso de la red esta era muy lenta; la altísima carga académica generó un enorme agotamiento no solo entre el estudiantado sino que involucró a las madres y padres que debían reportar trabajos a diario al equipo docente, aun así las dificultades que calaron más profundo en nuestro voluntariado están asociadas a:[/norebro_text][norebro_list_module list_layout=”default” list_style=”default” list_value_type1=”%5B%7B%22list_title%22%3A%22La%20asignaci%C3%B3n%20de%20nuevas%20responsabilidades%20en%20los%20hogares%20(limpieza%2C%20alimentaci%C3%B3n%20y%20cuidado%20de%20los%20familiares%20menores)%20%20que%20interrump%C3%ADan%20con%20la%20rutina%20y%20auto%20disciplina%20que%20requer%C3%ADa%20la%20virtualidad.%22%7D%2C%7B%22list_title%22%3A%22%E2%80%A2%5CtLos%20estados%20emocionales%20y%20la%20ausencia%20de%20compa%C3%B1%C3%ADa%20o%20un%20par%20que%20les%20permita%20tramitar%20lo%20que%20est%C3%A1n%20sintiendo%20(frustraci%C3%B3n%2C%20inseguridad%2C%20soledad%2C%20miedo%2C%20rabia%20o%20ansiedad%2C%20la%20lista%20puede%20ser%20interminable).%22%7D%5D”]
En cuanto a los retos, le sumaron estos tres, a los ya mencionados por las docentes: primero, ¡Conectividad! que puede ser usada para llegar por fin a la cobertura educativa del 100% en Colombia; segundo, trabajar con toda la comunidad educativa en la búsqueda de estrategias para que ningún niño, niña, adolescente o joven del país deserte de la escuela; y tercero, capacitar a las y los estudiantes en el uso de más y mejores programas, plataformas y aplicaciones educativas.
Para concluir las entrevistas les preguntamos qué soñaban para la educación de su país, sus respuestas son concretas: Anhelan una educación que permita y estimule el libre pensamiento, que rompa lazos con toda forma de práctica machista, una educación que les enseñe a soñar.
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“Muchas veces siento que me estoy volviendo loca, no sé … siento que pase, en serio muy bruscamente de estar un día normal en clase, a estar enseñándoles, porque pues siempre es muy duro, es muy estresante, muchas veces me deprimo, no sé, de un momento a otro estoy bien luego paso a estar mal, no sé, me aislé mucho de mi familia, e incluso viviendo con ellos, estando con ellos, me aislé mucho, no, no comparto mucho como que mis emociones, mis vivencias con ellos, como fue mi día, y pues también ha sido muy difícil, en serio muy difícil estar ahí pendiente, pues porque siempre es estar acá, me toca como dividirme, clonarme, para estar en todos lados, y pues he conocido facetas de mi familia que nunca pensé que tuvieran, conocí mucho sobre mi misma, en serio me vi cosas que yo nunca pensé que podría hacer, me escuche…”
Nicol Fernanda Peña Ruiz, estudiante del Colegio Policarpa Salavarrieta.
En cuanto a los retos, le sumaron estos tres, a los ya mencionados por las docentes: primero, ¡Conectividad! que puede ser usada para llegar por fin a la cobertura educativa del 100% en Colombia; segundo, trabajar con toda la comunidad educativa en la búsqueda de estrategias para que ningún niño, niña, adolescente o joven del país deserte de la escuela; y tercero, capacitar a las y los estudiantes en el uso de más y mejores programas, plataformas y aplicaciones educativas.
Para concluir las entrevistas les preguntamos qué soñaban para la educación de su país, sus respuestas son concretas: Anhelan una educación que permita y estimule el libre pensamiento, que rompa lazos con toda forma de práctica machista, una educación que les enseñe a soñar.
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Deserción escolar
La deserción o ausentismo escolar es un fenómeno reconocido en América latina y hace referencia al abandono del sistema educativo por parte de los y las estudiantes, se encuentra estrechamente relacionado con factores que pueden venir del mismo sistema u otros asociados a la situación socio-económica en la que viva el menor y su familia, por lo general son las brechas de inequidad social el motor que impulsa a niños, niñas y adolescentes a renunciar a su formación académica para asumir distintos roles en el hogar.
Para diciembre del 2020 en Colombia, las bases de datos registraban 158.000 estudiantes desertores en el país, una cifra que sin lugar a dudas creció debido a la llegada de la COVID- 19 con sus incalculables impactos y consecuencias, en esta publicación queremos visibilizar esta problemática que aún no da tregua, por ello realizamos esta infografía como el breve relato de la historia de deserción de Juliana:[/norebro_text]
Y precisamente, entendiendo la vital importancia de la educación para cualquier sociedad, debemos entender que las crisis traídas por la Covid- 19, no son más que la caída del velo con el que pudimos ficcionar una realidad distinta, en la que en efecto habíamos avanzado hacia la educación de un país en desarrollo. La lista de dificultades que pasan por la conectividad y van hasta el desconocimiento del uso de las TIC, no son más que el resultado tangible de los estragos que produce la brecha de inequidad social en la que hemos vivido históricamente y de la cual también es víctima este sector.
Educación virtual: Retos y dificultades en tiempos de pandemia
#RedDeIDeas
#SomosEnlace
Este es un trabajo adelantado en el marco del proyecto #SomosEnlace, gracias al apoyo de la Fundación La Otra Juventud y la colaboración de UNICEF Colombia
La Vox Populi – radio comunitaria itinerante
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